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Los médicos geriatras piden la erradicación del concepto incorrecto de ‘demencia senil’

18.11.2016

Los médicos geriatras piden la erradicación del concepto incorrecto de ‘demencia senil’

 

El XI Simposio Igurco de Atención al Paciente Mayor, que se celebra en el centro sociosanitario Igurco Orue de Amorebieta-Etxano (Bizkaia) durante el 17 y 18 de noviembre, ha acogido la celebración de una mesa redonda sobre la importancia del diagnóstico en los trastornos cognitivos (demencias) en las personas mayores. En ella, el doctor José Manuel Marín Carmona, médico geriatra y presidente de la Sociedad Andaluza de Geriatría y Gerontología ha intervenido dando una ponencia sobre diagnóstico precoz de la demencia en mayores. La mesa redonda ha estado completada por Cristina Buiza, neuropsicóloga de Matia Fundazioa y el médico geriatra de Igurco Servicios Sociosanitarios José Carlos Colmenares. La moderación de la mesa ha corrido a cargo de Marta Álvarez de Arcaya.

El experto ha señalado que “tres de cada cuatro pacientes con demencia rondan o superan los 80 años. La escasa sensibilidad social y profesional ante los síntomas iniciales de demencia en las personas más mayores y la confusión de dichos síntomas con el proceso de envejecimiento, ya que la demencia senil no existe, podrían ser uno de los factores contribuyentes a las altas tasas de retraso e infradiagnóstico de la demencia en las personas mayores”.

Diagnóstico precoz y diagnóstico temprano

“Es importante diferenciar entre diagnóstico precoz (antes de que aparezcan los síntomas de la enfermedad) y diagnóstico temprano (lo más próximo posible al inicio de los síntomas)”, ha aclarado el experto.

Tal y como ha puesto de relieve el geriatra, “el diagnóstico temprano debe ser un objetivo prioritario en el ámbito asistencial. Mejorar la sensibilidad y formación de los profesionales ante los síntomas sugestivos de deterioro cognitivo y demencia, luchar contra actitudes nihilistas, e identificar y establecer medidas preventivas, así como seguir la evolución de los sujetos con riesgo elevado de desarrollar deterioro cognitivo y demencia, son elementos claves”.

El doctor Marín Carmona ha indicado que aun cuando no se dispone en la actualidad de tratamientos farmacológicos curativos de la enfermedad de Alzheimer, el diagnóstico temprano se considera coste-efectivo. “Disponemos de evidencias epidemiológicas (y cada vez más también experimentales) que avalan la adopción de medidas a diferentes que niveles, que pueden contribuir a retrasar el deterioro cognitivo y la progresión de la demencia. Estas medidas serán tanto más efectivas cuando más precozmente se adopten”.

Para el médico geriatra, los pacientes y sus familiares, “tienen derecho a un diagnóstico temprano de su enfermedad, que les posibilite la planificación de su vida con esta patología y la toma de decisiones relevantes cuando aún están en condiciones de tomarlas”.

La realidad asistencial en España “dista mucho de ser la deseable”. Según estimaciones de la Sociedad Española de Neurología, “solo el 20% de los pacientes son diagnosticados en la fase leve de su enfermedad. Hasta un 30% de los pacientes podrían estar sin diagnosticar”, ha comentado el doctor Marín Carmona.

“Para la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología”, ha continuado señalando el experto malacitano, “la escasez de geriatras en el Estado, cuando no su ausencia en los dispositivos de salud públicos, como ocurre en el País Vasco o Andalucía, no contribuye a mejorar la situación”.

Los biomarcadores, todavía en el ámbito investigador

Tal y como ha narrado en su alocución, “el descubrimiento de biomarcadores de los hechos fisiopatológicos y de progresión fundamentales en la enfermedad de Alzheimer —como la amiloidosis cerebral y la neurodegeneración, detectables en el líquido cefalorraquídeo o mediante pruebas de neuroimagen funcional—, hacen posible aproximarnos al diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer”.

A la espera de confirmar definitivamente el valor pronóstico de los biomarcadores, estandarizar y homogeneizar sus medidas, etcétera, “su uso se recomienda en el ámbito de la investigación y sólo excepcionalmente, en casos seleccionados, en la práctica clínica. Su desarrollo es fundamental en la comprensión de los mecanismos íntimos de la enfermedad de Alzheimer, el envejecimiento cerebral y los procesos neurodegenerativos, así como en la búsqueda de tratamientos farmacológicos modificadores del curso de la enfermedad”.

El experto ha concluido recordando que el diagnóstico a tiempo de las demencias en general, y de la enfermedad de Alzheimer en particular, “es uno de los objetivos prioritarios en la lucha contra esta pandemia”, tanto para los organismos internacionales, como para la administración sanitaria, comunidad científica, pacientes y familiares.